En todos los talleres parto de la premisa que el instrumento fundamental de la danza es el cuerpo, y por lo
tanto, coinciden tanto el sujeto que toca el instrumento
(la persona) con el objeto/ instrumento (el cuerpo).
Este aspecto me lleva a practicar una pedagogía en la cual siempre se trabaja tanto los aspectos puramente
formales y físicos de la danza así como los aspectos emocionales y mentales del bailarín/a,
performer o creador/a.
Estos tres ejes del trabajo son objeto de observación e investigación en los talleres, animando a
que los bailarin@s, creador@s, estudiantes de danza o aficionad@s desarrollen la responsabilidad sobre su
propio aprendizaje, además de promover un espacio real de diálogo y cooperación entre los participantes.
Creación
Los talleres de creación son un espacio de práctica y reflexión sobre la naturaleza del acto creativo.
En paralelo también estudiamos las especificidades de la creación coreográfica.
Trabajamos con ejercicios físicos y prácticas de escritura para agudizar la escucha, tanto personal cuanto colectiva, con el objetivo de apoyar el desarrollo de la voz artística singular de cada participante.
Los talleres de creación demandan ser personalizados según las necesidades de la comunidad artística.
del local dónde será impartido.
Técnica e improvisación
Las clases de técnica e improvisación son una aproximación pedagógica personal a los elementos de la danza que, a lo largo de mi formación y carrera como artista se revelaron como herramientas útiles y necesarias para el oficio.
Estos talleres implican, por un lado, un trabajo de improvisación que tiene como objetivo el desarrollo de la atención y propiocepción del cuerpo, poniendo el alumno y su experiencia en el centro del aprendizaje.
Por otro lado, el trabajo técnico implica proveer estructuras de movimiento y coordinaciones ya preformuladas que enmarcan y facilitan el estudio del cuerpo. Muy centrado en la columna vertebral, su movilidad y las posibles relaciones físicas con los miembros, la parte técnica busca ampliar la fuerza, la movilidad y la flexibilidad del cuerpo a través de la repetición de patrones y frases coreográficas.
Necesario enfatizar que el trabajo técnico está siempre puesto a servicio de la dimensión poética y expresiva de la danza, teniendo como objetivo disponibilizar y aumentar la sensibilidad y la capacidad crítica del estudiante, potenciando por ende sus capacidades artísticas.